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jueves, 9 de abril de 2015

Espacio Personal

Cuando hablamos del espacio personal nos referimos al espacio que rodea a la persona y que le permite interactuar con otras personas de una manera cómoda y adecuada a las circunstancias. Muchos psicólogos se han interesado por este concepto debido al importante efecto modulador que ejerce en la manera de relacionarse de las personas.
Las distancias interpersonales y el espacio personal varían mucho de unas culturas a otras. De hecho, determinadas distancias pueden resultar confortables para algunas personas y en cambio resultar intolerables para sujetos de otras culturas y sociedades. De este modo, las diversas formas de entender el espacio personal pueden dar lugar a equívocos y tensiones entre individuos, sobre todo en aquellas grandes ciudades donde conviven personas de múltiples culturas y que mantienen diferentes ideas acerca del espacio personal.
En cualquier caso, la distancia que las personas mantienen al relacionarse con otros sujetos tiene un significado psicológico y así lo puso de manifiesto Hall, que realizó diversos estudios a partir de observaciones en múltiples entrevistas. Este autor distinguió entre cuatro tipos de distancia de interacción en nuestro contexto cultural:
  • Distancia íntima, que se corresponde a aquellas interacciones que se basan en el contacto físico. Esta es la distancia de las relaciones amorosas, de los intercambios afectivos de amistad y de la relación de los niños con sus padres. En esta distancia las personas pueden percibir sus alientos y olores corporales y las comunicaciones se realizan mediante susurros o en voz baja.
  • Distancia personal, que es aquella en las que los interlocutores están separados por distancias de entre 45 y 120 centímetros. Esta distancia suele ser la utilizada con amigos y conocidos y es característica de las conversaciones distendidas, cuando las personas conversan de manera cercana, relajada y manteniendo un tono de voz suave.
  • Distancia social, que sitúa las interacciones en distancias comprendidas entre 1,20 y 3,5 metros. Esta distancia se caracteriza porque en ella las relaciones adquieren un matiz más impersonal, como cuando se relaciona el empleado de una tienda con un cliente o al interaccionar personas de diferente status social.
  • Distancia pública, que es aquella en las que las interacciones se sitúan entre los 3,5 y los7 metros. Se manifiesta en contextos eminentemente sociales tales como mítines, discursos e incluso en la escuela, cuando el profesor interactúa con el grupo de alumnos.
La teoría descrita por Hall ha obtenido mucho respaldo en la investigación empírica. En efecto, se ha constatado que en las relaciones amistosas e informales que se producen en nuestro contexto cultural, las personas tienden a preferir la distancia personal o íntima, mientras que en las relaciones más formales, con extraños o gente poco conocida, se utilizan los otros dos tipos de distancia.
Por otra parte, un factor que depende directamente de la distancia de interacción entre las personas es el volumen de la voz. De hecho, se ha comprobado como a medida que aumenta la distancia de interacción es necesario ir elevando el tono del habla para hacerse oír con nitidez y que se pasa gradualmente del susurro a un volumen alto de voz.
Una de las razones para explicar la exigencia de las personas por disponer de un espacio personal consiste en evitar la molesta sensación de tensión o activación fisiológica que la cercanía de otras personas provoca. No obstante, la persistencia y energía con la que las personas luchan por mantener una distancia adecuada es un claro indicador de que este comportamiento está también ligado a la satisfacción de necesidades importantes. Entre ellas, se han destacado las siguientes:
  • Mantener la identidad personal y mostrarse como seres independientes y distintos de los demás, dado que el yo no acaba en el contorno de la propia piel, sino que se prolonga en el espacio personal, por lo que una violación del espacio personal puede ser vista como una intromisión en la intimidad.
  • Protegerse de cualquier amenaza o peligro, de forma que el espacio desempeña un papel similar al del territorio en los animales. De este modo, caminar a distancia de cualquier extraño en una calle solitaria puede constituir una medida de seguridad razonable. Además, es posible concebir también el espacio personal como una especie de cabina protectora en situaciones de estrés y como un área amortiguadora de sensaciones cuando las personas experimentan una sobrecarga de estimulación.
  • Controlar las interacciones con los demás, es decir, con quién y en qué grado de intimidad se desea establecer las relaciones interpersonales. Por ejemplo, guardar una distancia considerable con otra persona puede ser una forma de transmitirle que no se desea establecer relación con ella. Una menor distancia permite a las personas seleccionar con quién establecer una relación y si se acorta todavía más la distancia de interacción, se comunica el deseo de un mayor nivel de intimidad.
Nuestro espacio personal íntimo está formado por nuestro cuerpo y una zona a su alrededor de unos cuantos centímetros. En ese espacio sólo permitimos que entren los amigos más íntimos, parejas y familiares. Un poco más lejos se sitúa la zona personal lejana, en la que sólo dejamos entrar a amigos y compañeros con quienes mantenemos una buena relación. 
Generalmente no permitimos que los extraños nos toquen o se sitúen demasiado cerca de nosotros y si invaden nuestro espacio sentimos nerviosismo, enfado, irritación o temor. A veces, sin embargo, no tenemos más remedio que aguantar esa invasión, como sucede al viajar en metro o autobús. En esos casos el cuerpo se tensa, se evita todo contacto ocular y se clava la vista en el infinito, con esa mirada que parece decir "en realidad no estoy aquí". Relajarse y moverse libremente podría suponer una amenaza para los demás.
Cuando se produce una invasión del espacio personal, suele retrocederse un paso para evitarla. Así, es posible encontrarse a veces con situaciones en las que dos personas, una de las cuales no respeta el espacio de la otra, se van moviendo por toda la habitación en una especie de baile en la que uno retrocede para poder respirar y el otro avanza porque siente que está demasiado lejos. En otros casos la invasión tiene lugar conscientemente para intimidar a la otra persona o ponerla nerviosa y hacer que retroceda mostrando así sumisión. La mejor manera de separarse de estas personas es dar un paso hacia un lado en vez de hacia atrás.

Las mujeres suelen sentir menos nerviosismo cuando su zona personal lejana se ve invadida por mujeres desconocidas, pero reaccionan de forma muy negativa si lo hace un hombre, interpretándose como una insinuación sexual. Los hombres, en cambio, no suelen sentirse incómodos cuando una desconocida invade esta zona, aunque también lo interpretan como un deseo de mayor intimidad. Algo parecido podría decirse del contacto físico. Si bien las mujeres sólo suelen permitir que quien las toque sea un buen amigo si se trata de un hombre, a estos no les suele importar que los toque una mujer desconocida.
La proxémica es el estudio del uso y percepción del espacio social y personal. 
Se conoce como proxémica la parte de la semiótica (ciencia que estudia el sistema de signos empleado en la comunicación), que está dedicada al estudio de la organización del espacio en la comunicación a través de las relaciones de proximidad, de alejamiento, etc. entre las personas y los objetos durante la interacción, las posturas adoptadas y la existencia o ausencia de contacto físico.
Además pretende estudiar el significado que se desprende de dichos comportamientos.

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