Cuando hablamos del espacio personal nos referimos
al espacio que rodea a la persona y que le permite interactuar con otras
personas de una manera cómoda y adecuada a las circunstancias. Muchos psicólogos
se han interesado por este concepto debido al importante efecto modulador que
ejerce en la manera de relacionarse de las personas.
Las distancias interpersonales y el espacio
personal varían mucho de unas culturas a otras. De hecho, determinadas
distancias pueden resultar confortables para algunas personas y en cambio
resultar intolerables para sujetos de otras culturas y sociedades. De este
modo, las diversas formas de entender el espacio personal pueden dar lugar a
equívocos y tensiones entre individuos, sobre todo en aquellas grandes ciudades
donde conviven personas de múltiples culturas y que mantienen diferentes ideas
acerca del espacio personal.
En cualquier caso, la distancia que las personas
mantienen al relacionarse con otros sujetos tiene un significado psicológico y
así lo puso de manifiesto Hall, que realizó diversos estudios a partir de
observaciones en múltiples entrevistas. Este autor distinguió entre cuatro
tipos de distancia de interacción en nuestro contexto cultural:
- Distancia íntima, que se
corresponde a aquellas interacciones que se basan en el contacto físico.
Esta es la distancia de las relaciones amorosas, de los intercambios
afectivos de amistad y de la relación de los niños con sus padres. En esta
distancia las personas pueden percibir sus alientos y olores corporales y
las comunicaciones se realizan mediante susurros o en voz baja.
- Distancia personal, que es aquella en
las que los interlocutores están separados por distancias de entre 45 y
120 centímetros. Esta distancia suele ser la utilizada con amigos y
conocidos y es característica de las conversaciones distendidas, cuando
las personas conversan de manera cercana, relajada y manteniendo un tono
de voz suave.
- Distancia social, que sitúa las
interacciones en distancias comprendidas entre 1,20 y 3,5 metros. Esta
distancia se caracteriza porque en ella las relaciones adquieren un matiz
más impersonal, como cuando se relaciona el empleado de una tienda con un
cliente o al interaccionar personas de diferente status social.
- Distancia pública, que es aquella en
las que las interacciones se sitúan entre los 3,5 y los7 metros. Se
manifiesta en contextos eminentemente sociales tales como mítines,
discursos e incluso en la escuela, cuando el profesor interactúa con el
grupo de alumnos.
La teoría descrita por Hall ha obtenido mucho
respaldo en la investigación empírica. En efecto, se ha constatado que en las
relaciones amistosas e informales que se producen en nuestro contexto cultural,
las personas tienden a preferir la distancia personal o íntima, mientras que en
las relaciones más formales, con extraños o gente poco conocida, se utilizan
los otros dos tipos de distancia.
Por otra parte, un factor que depende directamente
de la distancia de interacción entre las personas es el volumen de la voz. De
hecho, se ha comprobado como a medida que aumenta la distancia de interacción
es necesario ir elevando el tono del habla para hacerse oír con nitidez y que
se pasa gradualmente del susurro a un volumen alto de voz.
Una de las razones para explicar la exigencia de
las personas por disponer de un espacio personal consiste en evitar la molesta
sensación de tensión o activación fisiológica que la cercanía de otras personas
provoca. No obstante, la persistencia y energía con la que las personas luchan
por mantener una distancia adecuada es un claro indicador de que este
comportamiento está también ligado a la satisfacción de necesidades
importantes. Entre ellas, se han destacado las siguientes:
- Mantener
la identidad personal y mostrarse como seres independientes y distintos de
los demás, dado que el yo no acaba en el contorno de la propia piel, sino
que se prolonga en el espacio personal, por lo que una violación del
espacio personal puede ser vista como una intromisión en la intimidad.
- Protegerse
de cualquier amenaza o peligro, de forma que el espacio desempeña un papel
similar al del territorio en los animales. De este modo, caminar a
distancia de cualquier extraño en una calle solitaria puede constituir una
medida de seguridad razonable. Además, es posible concebir también el
espacio personal como una especie de cabina protectora en situaciones de estrés y como un área
amortiguadora de sensaciones cuando las personas experimentan una
sobrecarga de estimulación.
- Controlar
las interacciones con los demás, es decir, con quién y en qué grado de intimidad
se desea establecer las relaciones interpersonales. Por ejemplo, guardar
una distancia considerable con otra persona puede ser una forma de
transmitirle que no se desea establecer relación con ella. Una menor
distancia permite a las personas seleccionar con quién establecer una
relación y si se acorta todavía más la distancia de interacción, se
comunica el deseo de un mayor nivel de intimidad.
Nuestro
espacio personal íntimo está formado por nuestro cuerpo y una zona a su
alrededor de unos cuantos centímetros. En ese espacio sólo permitimos que
entren los amigos más íntimos, parejas y familiares. Un poco más lejos se sitúa
la zona personal lejana, en la que sólo dejamos entrar a amigos y compañeros
con quienes mantenemos una buena relación.
Generalmente no permitimos que los extraños
nos toquen o se sitúen demasiado cerca de nosotros y si invaden nuestro espacio
sentimos nerviosismo, enfado, irritación o temor. A veces, sin embargo, no
tenemos más remedio que aguantar esa invasión, como sucede al viajar en metro o
autobús. En esos casos el cuerpo se tensa, se evita todo contacto ocular y se
clava la vista en el infinito, con esa mirada que parece decir "en
realidad no estoy aquí". Relajarse y moverse libremente podría suponer una
amenaza para los demás.
Cuando se produce una invasión del espacio
personal, suele retrocederse un paso para evitarla. Así, es posible encontrarse
a veces con situaciones en las que dos personas, una de las cuales no respeta
el espacio de la otra, se van moviendo por toda la habitación en una especie de
baile en la que uno retrocede para poder respirar y el otro avanza porque
siente que está demasiado lejos. En otros casos la invasión tiene lugar
conscientemente para intimidar a la otra persona o ponerla nerviosa y hacer que
retroceda mostrando así sumisión. La mejor manera de separarse de estas
personas es dar un paso hacia un lado en vez de hacia atrás.
Las mujeres suelen sentir menos nerviosismo cuando su zona personal lejana se ve invadida por mujeres desconocidas, pero reaccionan de forma muy negativa si lo hace un hombre, interpretándose como una insinuación sexual. Los hombres, en cambio, no suelen sentirse incómodos cuando una desconocida invade esta zona, aunque también lo interpretan como un deseo de mayor intimidad. Algo parecido podría decirse del contacto físico. Si bien las mujeres sólo suelen permitir que quien las toque sea un buen amigo si se trata de un hombre, a estos no les suele importar que los toque una mujer desconocida.
La
proxémica es el estudio del uso y percepción del espacio social y personal.
Se conoce como proxémica la parte de la
semiótica (ciencia que estudia el sistema de signos empleado en la
comunicación), que está dedicada al estudio de la organización del
espacio en la comunicación a través de las relaciones de proximidad, de
alejamiento, etc. entre las personas y los objetos durante
la interacción, las posturas adoptadas y la existencia o
ausencia de contacto físico.
Además pretende estudiar el significado que
se desprende de dichos comportamientos.
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